Todos tenemos motivos para preocuparnos y
angustiarnos, por situaciones
de diversas índoles desde personales muy
sencillas hasta las más complicadas que pueden estar dentro o fuera de nuestro
alcance de solución como son inestabilidad política de los países o los
conflictos globales que nos afectan.
Las
amenazas más serias al bienestar físico, emocional y espiritual
de las personas provienen de adentro, no del ambiente que los rodea. Es decir nosotros podemos elegir pero con
frecuencia permitimos que el miedo, las
dudas y ansiedades nos asalten, al poner la confianza plena en nuestros
recursos, capacidades y entorno para resolver los “qué pasaría si“
Estas situaciones algunas críticas causan
mucho temor, pero gran parte de nuestra ansiedad se debe a problemas cotidianos
acumulados en el transcurrir del tiempo viviendo nuestros días con tensiones
que nos roban la paz y alegría. La ansiedad es un estado emocional de angustia provocada por situaciones presentes o futuras
que domina nuestros pensamientos y mente
halándola hacia dos caminos,
a una encrucijada donde no sabemos qué decisión es la correcta.
Al respecto a las circunstancias presentes y
futuras de la biblia dice en Mateo 6: 34 que: “….Así que, no os afanéis por el
día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. Es decir que nuestra reacción a las
circunstancias que enfrentamos la manera de hacerlo es nuestra elección.
En fin si es una elección suya y mía
podemos decidir hoy seguir ansiosos o
elegir poner toda nuestra ansiedad en las manos de Dios, al depositar nuestra confianza “porque Él cuida de nosotros”. (1 Pedro 5.7).
No hay comentarios:
Publicar un comentario