¿Con qué frecuencia hemos deseado cambiar circunstancias o personas y no ha podido? Ante estas situaciones tomamos dos actitudes una trabajar más duro para ejercer el control, la otra es renunciar a luchar, pero cualquiera de las
actitudes de extremo que elijamos , el caos continúa y la serenidad es el componente más lejano de nuestra vida.
Reinhold Neibuhr
(1892-1971), en la década 1930 escribió la
Oración de la Serenidad ¿Cuántas veces
la hemos visto en algún lugar y
simplemente leemos las palabras inspiradoras sin comprender su mensaje? Su párrafo
inicial dice: “Dios, concédeme la
serenidad para aceptar las cosas
que no puedo cambiar; Valor para cambiar las cosas que puedo; Y sabiduría para saber la diferencia. Y en este aspecto Siempre la elección
será nuestra.
Jesucristo nos recuerda que muchas situaciones están más allá de
nuestra capacidad de alteración. “¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que
se afane, añadir a su estatura un codo?” Mateo (6: 27). Cada vez que
encontramos circunstancias que no podemos cambiar, la única opción sabia es entregarlas al único
que puede manejarlas: Dios. Cuando tratamos de controlarlas, estamos
demostrando incredulidad y multiplicando la intensidad de nuestro dolor,
frustración y perdemos la serenidad.
Toda la vida es valiosa. Dios no
desperdicia nada aun las malas circunstancias que nos acontecen. Dios tiene la
capacidad soberana de modelar todo de acuerdo con Sus propósitos y Sus planes
que tiene para nuestras vidas. Y por eso solo podemos estar serenamente
y eternamente agradecidos”.
Podemos entonces concluir que la verdadera aceptación del plan de Dios y Su propósito para nuestra vida nos brindará la paz y serenidad necesaria según Filipenses 4:7:"Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará su corazón y su mente en Cristo Jesús" que buscamos, pero siempre la elección es nuestra y esto si lo podemos controlar .
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